25 de Noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres

Teniendo en cuenta el ritmo actual de los cambios que se proponen de la Agenda 30, acabar con los vacíos en la protección jurídica y eliminar las leyes discriminatorias podría llevar hasta 286 años.

El 25 de noviembre del año 2000 fue designado por Naciones Unidas como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, e invitó a gobiernos, organizaciones internacionales y ONG’s a realizar actividades todos los años sobre esta fecha para elevar la conciencia social.

A pesar de ello observamos que en la actualidad sigue habiendo casi 50 estados donde no existe legislación que proteja a las mujeres de la violencia de género. Así mismo en el Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible publicado por Naciones Unidas en 2023 los datos no son del todo positivos en relación a la violencia machista:

«A pesar de la creciente sensibilización mundial y de la evidencia de estrategias de prevención eficaces, los avances en la reducción de la violencia contra las mujeres y las niñas en las dos últimas décadas han sido insuficientes. En el año 2000, el 35 % de las mujeres de todo el mundo entre 15 y 49 años que habían estado alguna vez en pareja habían sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja o expareja masculina en el curso de sus vidas, y el 16 % habían sido víctimas de esta forma de violencia en los últimos 12 meses. En 2018, estas cifras habían descendido al 31 % de las mujeres para la prevalencia en el curso de la vida y al 13 % para la prevalencia en el último año. Sin embargo, la evidencia existente sugiere que la violencia contra las mujeres se vio exacerbada por la pandemia. Sin una inversión dedicada a ampliar los programas de prevención, implementar políticas eficaces y proporcionar servicios de apoyo para hacer frente a la violencia, los países no alcanzarán la meta de eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas para el año 2030».

En el caso concreto de nuestro país, en octubre ya se han alcanzado la triste cifra de 50 mujeres asesinadas en lo que va de año, 16 más que en el mismo mes del año pasado, y que nos lleva a pensar que estaremos a final de año con cifras por encima de las 53 víctimas mortales que se alcanzó en 2010, el año que se produjo una mayor cifra de feminicidios desde que se recogen datos.

También es preocupante la situación de mujeres y niñas que son objeto de la violencia en Internet, del discurso de odio misógino, el acoso sexual, la pornografía de venganza y la coerción sexual por depredadores que también van en aumento.

Por eso en este día fundamental para visibilizar esta problemática que nos afecta a todas las personas como sociedad ofrecemos 9 Claves para entender esta lacra y poner de nuestra parte para erradicarla:

1. ¿Por qué violencia machista?

Esta es una de las grandes preguntas sobre la violencia contra las mujeres, sobre todo en un momento que desde las voces más reaccionarias se niegan su carácter sistemático y estructural.

Hablamos de violencia machista porque se da por el mero hecho de ser mujer, y unidireccional porque la agresión parte de un hombre. En el caso de la violencia en las guerras o atentados, están motivadas por ideologías, control territorial, de riquezas, explotación económica… En el caso de la violencia machista, las motivaciones no son esas, se produce por el mero hecho de establecer el dominio de un hombre sobre una mujer.

2. Es una violencia que va más allá de lo evidente

Generalmente se entendía como un fenómeno que comprendía la violencia física y la psicológica, pero también hay que contemplar otros factores como que las agresiones sexuales se pueden dar también en una pareja, la coerción económica o el control y la manipulación del entorno, en definitiva normalizar todas aquellas conductas que cierran un círculo de aislamiento que genera la dependencia de la víctima de su agresor.

3. Por qué agreden los agresores

Nuestra sociedad actual propicia un sistema (social, político, cultural, etc.) que alimenta un imaginario que priva a las mujeres de su condición de sujeto, cosificándolas como un objeto en el que se puede ejercer pautas de dominio y propiedad por parte de los hombres. En este contexto se propicia que individuos con baja autoestima y que se resisten a perder sus privilegios en un contexto donde la lucha por la igualdad ya no puede frenarse, para ello escogen mujeres con quien poder ejercer esa superioridad. Y así mostrar su valía, sobre todo ante sí mismos.

4. Por qué algunas mujeres no los abandonan

Debido a los mecanismos de control y destrucción de la personalidad que conlleva la violencia machista. Se trata de un proceso que progresivamente va atrapando a su víctima. La violencia machista comienza de forma sutil, con ciertos comportamientos, actitudes de misoginia, comentarios…y con episodios ocasionales, que poco a poco van incrementándose.

Las mujeres que experimentan una espiral de violencia de género y viven en una relación abusiva tienen miedo, se sienten atrapadas y sin salida, y prueban un profundo aislamiento, esto último es potenciado por el agresor que procura que el círculo social de la víctima se vaya reduciendo, de manera que, cuando empieza a ser consciente de todo, se ve sola y no sabe a dónde recurrir, al haber cortado lazos fuera de su entorno.

5. ¿Por qué hay miedo a denunciar?

Si sumamos la situación de terror que entraña un entorno de violencia machista, la dificultad para retomar lazos con su entorno, el miedo a volver con el agresor, el desconocimiento de las alternativas a la convivencia con él… Dar el paso a denunciar es muy difícil, aunque también hay que contar que la víctima tiene que ser consciente de su situación. Y finalmente a ello se suma el temor a no ser creídas y revictimizadas.

6. ¿Hay señales y alarmas ante la violencia?

Hay muchos indicios que pueden ser observados tanto por la mujer como por su círculo: dejar de hacer actividades que le gustan porque en su día se lo pidió su pareja, perder o minimizar relaciones con amistades y familia, cambiar hábitos, imagen…”.

Se puede observar un cambio paulatino se pueden añadir excusas o silencios ante preguntas que tienen que ver con el agresor, la justificación de las acciones del mismo o minimizar la importancia de las señales físicas del maltrato…

7. ¿Cómo influye el machismo en la cultura y la política?

Hay mensajes que normalizan la violencia machista, expresiones en todos los ámbitos sociales que fomentan esos estereotipos nocivos, así como las opiniones de políticos y de celebridades.

Tenemos que tener en cuenta que los mensajes sociales, la publicidad, el cine y otras manifestaciones no son más que el reflejo de la sociedad en sí misma. Muchos estereotipos que hace 50 años no sólo eran aceptados, sino bien valorados, hoy en día son rechazados y combatidos.

En el caso de la violencia machista se produce la paradoja de que, si bien existe una amplia concienciación sobre el rechazo y punibilidad de estas conductas, la forma que tenemos de combatirlo es con herramientas que se aplican de forma individual, y es más se concibe como una problemática que afecta a personas «vulnerables» o «débiles», no como una cuestión sistémica que nos afecta a todas las personas que compartimos un entorno social.

8. Consejos para romper el ciclo de la violencia

“Lo primero es reconocer que se está viviendo una situación de violencia. A partir de ahí, el hecho de pedir y aceptar ayuda le dará las pautas de los pasos a seguir. Es fundamental no juzgar o cuestionar a la víctima porque ello conlleva a fortalecer un proceso de alejamiento y aumento del aislamiento. Asegurar que la mujer sea consciente que posee unos fuertes vínculos afectivos a través de la familia, amistades y recursos sociales, hecho imprescindible que sepa que no está sola y finalmente proporcionar el acompañamiento necesario para dar el paso a la denuncia.

 Recordamos que en España hay un teléfono institucional habilitado para mujeres que sufren violencia y también para su círculo, es el 016.

9. ¿Qué hay que mejorar para que todo cambie?

Tenemos que recordar que luchar contra la violencia machista es una responsabilidad colectiva, de todas las personas, y podemos actuar desde el hogar familiar, la enseñanza en la escuela y las administraciones, desde las locales a las estatales.


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